Todas las señales apuntan a una sóla cosa. Me hallo al borde de un precipicio. Ya me he saltado todas las señales de aviso, los círculos rojos y blancos de prohibido el paso, las tiras negras y amarillas, los signos de exclamación de tamaños desorbitados. He roto con todas las barreras que creía existían en mí y más. Y es que las cosas, sinceramnete, no podrían ir peor. Y yo no podría estar más tranquila. No recuerdo una sensación semejante de paz y aburrimiento ni en aquellos momentos en los que era lo que se esperaba de mí. Aquí estoy. Llego y me tumbo y dejo escapar un par de maldiciones al aire después de un día terrible y que a pesar de todo no me lo parece. Soy incapaz de verlo tan mal. Y creédme que intento convencerme a mi misma de lo realmente grave de la situación . Yo soy un barco, y el barco se hunde. Con una rápidez que pretende eclipsar a la del Titanic. Me hallo sola. De nuevo el mundo gira y gira y se mueve en su constante ritmo frenético dejándome sin aliento m...