No sabría si llamar a esto ahora mismo inspiración. No sabría llamar ya nada de esto que me viene cuando escribo. Cuando te escribo. No te emociones, tal vez lo habré hecho un par de veces. Pensado como cientas, pero debe ser, que me golpea en el cráneo el orgullo desde dentro y me pregunta '¿Para qué?' He salido hoy de la casa sombría. Ni siquiera me he despedido de los gatos y tras fumarme el último cigarro del fin de semana (a ver quien se traga eso) con la persona a la que más cariño le he podido ganar en los últimos años, me he enchufado y sumergido en ese mundo que es tan mío como pocas cosas lo han llegado a ser. Con las manos manchadas de grasa y sal, pocos metros más allá me he acordado de ti y me he reído. Para mí. Por ti. Para adentro. Resulta que no, no eres único. Ni inigualable ni irrepetible. Ni tenías derecho a dañarme. Hoy mismo te he visto en tinder. Bueno, mejor dicho a una versión fotogénica de lo que me enseñaste que eras. No he visto a quien yo creí qu...