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Mostrando entradas de agosto, 2013

La horrible parte de la historia que nadie quiere contar.

Después de que la protagonista bese al chico; se cojan de la mano y echen a andar por la playa, aparecen lo créditos. Se le agradece a mil y una personas todo el trabajo hecho y puesto para realizar la película; de esas que le gustan a cualquiera de lo emocionantemente perfectas que son. Aunque toda esa gente no se da cuenta de lo que en realidad ha creado. Tras la caída del telón, se encuentra un mundo entero, con todos sus habitantes y una historia inacabada. Una protagonista que, sin guión, marcha por su propia película sin rumbo, descubriendo las ventajas de una libertad indeseada... Pero la libertad deja de serlo muy rápido para convertirse un terrible monstruo que se vuelve contra ella, desprovista de suerte insospechada o fuerzas increíbles que la salven. La chica comienza a vivir una vida que no quiere; una vida llena de inseguridades y tropiezos en el camino para la que nunca nadie la preparó. Desquiciada por la impresión provocada por todo lo nuevo que se le abalanza

Mirador.

Para y emerge.  Contemplando durante una bocanada de aire la inmensidad del desierto que se extiende hasta más allá de donde alcanzan sus escocidos ojos, decide finalmente enfrentarse a sus pensamientos. El reflejo del sol parece formar parte de el agua turquesa a través de la cual vislumbra nítidamente sus vacilantes piernas. Odiaba aquello. Esa sensación de inestabilidad; de estar colgando. Siempre temblorosa y llena de incertidumbre. Nunca estaba segura. O nunca se sentía así. Envidiaba a aquellos, que eran capaces de salir y enfrentarse a un nuevo día con ciega convicción. En algo. En que todo acabaría por salir bien. Hacía ya tanto tiempo que no era capaz de eso... De que las cosas fueran fáciles, sólo porque ella lo deseara. Se encontró cruzando los brazos sobre un borde casi inexistente y por enésima vez evitó mirar abajo. Apoyó la cabeza sobre los brazos y comenzó a batir las piernas distraídamente, lo que cómo todo lo que hacía le aportó un aspecto infantil y sumamente

InCrescendo

29. 07. 13. Explicar ahora mismo lo que ha pasado es algo que no quiero ni pensar. O si. Pienso todo el rato. Y me revuelvo sólo de pensar en ello. No sé qué demonios me pasaba por la cabeza; porqué tuve tan mala suerte ni cómo demonios arreglarlo. No encuentro palabras para describir cuánto lo siento o lo idiota que he sido. No me entra en la cabeza. Me dan arcadas sólo de pensar en esta mañana. Es tan horrible. Desde luego que nadie es capaz de imaginarse cómo se siente ser uno de los últimos en poder decidir nada. 31. 08. 13. No soy esa persona fría. Sufro. No sé cuánto lo hacen los demás y quizás sea incluso propensa a martirizarme. Lo siento, pero eso no incumbe a nadie más que a mí. No les afecta. Quizás no sufro por dejar esto atrás. Todavía. Y aunque no lo  haga, durante estas últimas semanas he tenido muchísimas más ganas que el resto del  mundo de escapar de dondequiera que sea que se haya metido mi cabeza; que completamente de improviso se escapa y me deja a