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El camino a casa.

El mundo es distinto contigo. Mi realidad lo es. Las cosas toman una dimensión totalmente distinta. A riesgo de que alguien lo sepa, por lo menos a ciencia cierta. El dolor de labios es testigo de lo que creía imposible. No sé qué es lo que creía imposible. Sólo es la única palabra que se me viene a la cabeza para describir mi indescriptible. Mi locura. Mi falta de voluntad. Mi provocación. Todo eso que eres para mí.

El cielo es azul eléctrico en la tarde de lo que debería de ser un verano teñido de desesperación. Debería y no lo es porque parece invierno. Un invierno extrañamente onírico. Es imposible que el cielo esté así. Y aún así lo esta; y aún así eres.

Me faltan ya las palabras porque mi estómago y lo que hay dentro de él y de mis pulmones se revuelven contra mi. Quiero tumbarme y disolverme entre sábanas de color infinito. Quiero estar sola y contigo. Quiero, quiero, quiero. Y mi barriga se revuelve y creo que quiere vomitar. Doblarme hacia el suelo, contorsionarme y elevarme. Tirar de mis extremidades hasta hacerme irreconocible.

Y ahora el cielo es amarillo. Amarillo como mi cuello. Y tengo colores tuyos en todo el cuerpo y no hay nada que los saque de ahí ya. El sueño se transforma, y lo hace sólo para hacerme recordar todo. Desde el daño que me hiciste en el pasado hasta el que me haces ahora. Se muestra ahí esperando que lo rechaze todo; pero de todo lo que he hecho esta tarde eres lo único que no me produce cansancio ni me pincha desde dentro. Todo lo demás lo deshecharía con rapidez estrepitosa.

El cielo está gris y el rojo de mi ventana y mis oblicuos lo hacen parecer aún más cargante. No quiero dejar esto y no quiero dejar de pensar. Pero mucho me temo que el cielo me habla y me dice que lo haga; que no está dispuesto a inspirar nada más hoy. Que el día ha sido muy largo y está agotado. Que ya se ha acabado lo bonito y que ahora toca apagar mi respiración entrecortada y dejar que el estómago aquejante se apodere de mí. Como lo hará tu recuerdo y lo haces tú.

A riesgo de que alguien lo sepa a ciencia cierta, te quiero.

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