Soy una persona complicada. Pero no me arrepiento de complicarme, puedo notar cosas que otros no. He dejado de hacer caso a personas que me importan de verdad. No estoy para nada contenta con eso, me gustaría volver al preciso instante en el que la cagué y cambiarlo. ¿Puedo? No. Por supuesto que no. ¿Es eso el arrepentimiento? ¿Querer cambiar algo que sabes que no puedes? ¿Que te parezca que has obrado mal? ¿Pensar en ello de manera que todo te guía a la tristeza? Puede. Pero el arrepentimiento es más que eso, es darte cuenta de las cosas, como son de verdad. El arrepentimiento es echar al auto-conformismo lejos. Querer mejorar. Saber que como todo humano te puedes equivocar. ¿Entonces es el arrepentimiento un sentimiento desagradable, malo y molesto? No, el arrepentimiento forma parte de nuestra individualidad como seres humanos. Nuestra libertad.
Como sí la sensación fuera insólita y única; así es como se siente. Repetir la misma historia pensando que algo cambiará . Me da igual que es distinto o siquiera si lo hay. Soy completamente feliz al sentir eso de nuevo. Al sentir que algo estalla si lo escuchas nombrar; ponerte a pensar y sorprenderte analizando cada segundo recordándolo. Aún así no es eso lo que más me alegra, lo que más me despierta. Es ver que sigo viva por dentro, saber que todavía me queda algo de ilusión que derrochar por una causa distinta a aquello que me hizo librar silenciosas guerras en mi interior y escalar montañas que sólo yo podía ver; que hizo pensar y sufrir a más de uno, aún con miles de kilómetros de por medio. Y que ahora visto con ojos bien poco objetivos, tanto me costó y tan poco me devolvió . No estoy segura de si mereció la pena y tampoco lo estoy de que lo siguiente si la valga; pero no me cuesta ver que quiero salir de aquí como sea, porque si lo bueno de esos días tan grises vestidos de ros
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