Endless summer of Nightmares: The Morning After
De nuevo y tras meses es tan difícil de retomar el camino del narrador impasible... Como siempre todo ha cambiado desde lo último que sabéis. Esa última semana le sirvió como transición caótica y dolorosa de su año raro, al verano que sería sin lugar a dudas la montaña rusa de sentimientos más grande que habría experimentado. La mayor guerra interior, llena de luchas en uno u otro aspecto de si misma, frente a distintos enemigos que en rara ocasión no acabaron por clavarle la verdad en la espalda y huir. Un verano en espiral, infinitamente lleno de recuerdos terribles y bellos que se funden ahora en punzadas en la barriga, despertares oscuros, luz dañina y calor, envueltos en el velo gris de las nubes de la ciudad.
Ese último momento de vacilación había conseguido desatar el caos dentro de ella y las ganas de caos; que no se marcharían hasta que la madurez la fuera invadiendo y calmando poco a poco. El le había ofrecido ese beso y se lo había arrebatado, y su corazón remendado y resollante quería escapar de las garras que tanto lo habían dañado. Voló, lejos. Se dijo que ya tendría de tiempo de pensar en que había quedado, de nuevo sin definir ese nosotros tan escurridizo. Y en lo días frenéticos, una impresión tras otra decidió convencerse a sí misma de que debía superarlo de una vez por todas, y que la historia debía acabar.
Ahora sabemos que poco había más lejano de la realidad en ese 'ahora', que aquello del 'de una vez por todas'. Si bien es cierto que su verano estuvo plagado de otras decepciones, otros dolores y otros quebrderos de cabeza; además de él, que parecía haberse negado a marcharse de su conciencia.
Así, con prisas, digamos que cualquier ápice de ilusión inicial, fue desvaneciéndose con los acontecimientos sucedidos uno detrás de otro: Su viaje con ellos y su form de olvidarle; la alternativa a el otro, ahogadas por dolores de estómago más madrugadores que ella misma y decepción ante aquello que creía inquebrantable. Su semana fuera y dentro; acompañada del fantasma de una amistad de acero que ya sólo guardaba las formas, se hacía pesada, y su reflexividad no hallaba la salida con suficiente eficacia. Son cosas sin sentido ni nada que decir por si solas. Fueron los sentimientos los que de nuevo la rompieron ese verano.
De nuevo y tras meses es tan difícil de retomar el camino del narrador impasible... Como siempre todo ha cambiado desde lo último que sabéis. Esa última semana le sirvió como transición caótica y dolorosa de su año raro, al verano que sería sin lugar a dudas la montaña rusa de sentimientos más grande que habría experimentado. La mayor guerra interior, llena de luchas en uno u otro aspecto de si misma, frente a distintos enemigos que en rara ocasión no acabaron por clavarle la verdad en la espalda y huir. Un verano en espiral, infinitamente lleno de recuerdos terribles y bellos que se funden ahora en punzadas en la barriga, despertares oscuros, luz dañina y calor, envueltos en el velo gris de las nubes de la ciudad.
Ese último momento de vacilación había conseguido desatar el caos dentro de ella y las ganas de caos; que no se marcharían hasta que la madurez la fuera invadiendo y calmando poco a poco. El le había ofrecido ese beso y se lo había arrebatado, y su corazón remendado y resollante quería escapar de las garras que tanto lo habían dañado. Voló, lejos. Se dijo que ya tendría de tiempo de pensar en que había quedado, de nuevo sin definir ese nosotros tan escurridizo. Y en lo días frenéticos, una impresión tras otra decidió convencerse a sí misma de que debía superarlo de una vez por todas, y que la historia debía acabar.
Ahora sabemos que poco había más lejano de la realidad en ese 'ahora', que aquello del 'de una vez por todas'. Si bien es cierto que su verano estuvo plagado de otras decepciones, otros dolores y otros quebrderos de cabeza; además de él, que parecía haberse negado a marcharse de su conciencia.
Así, con prisas, digamos que cualquier ápice de ilusión inicial, fue desvaneciéndose con los acontecimientos sucedidos uno detrás de otro: Su viaje con ellos y su form de olvidarle; la alternativa a el otro, ahogadas por dolores de estómago más madrugadores que ella misma y decepción ante aquello que creía inquebrantable. Su semana fuera y dentro; acompañada del fantasma de una amistad de acero que ya sólo guardaba las formas, se hacía pesada, y su reflexividad no hallaba la salida con suficiente eficacia. Son cosas sin sentido ni nada que decir por si solas. Fueron los sentimientos los que de nuevo la rompieron ese verano.
"...y no hay remedio para la memoria, tu rostro es como una melodía que retumba en mi cabeza."
- Lana Del Rey
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