Las ciencias antiguas. Las lenguas muertas. Las ganas. Las ganas de rodearme y cubrirme con todo lo que me envuelve. Camuflarme y ser vista como algo irrepetible. De girar y que el mundo siga haciéndolo a su propio ritmo. Vivir cosas más rápido y retenerlas todas en recuerdos, disfrutar de ellas cuanto quiera. A su vez, de parar el frenesí que alimenta al mundo en el que vivo y forma parte del aire que respiro, para poder disfrutar cada roce, cada palabra, cada pensamiento, cada melodía, como si cupiera pensar que fuera la última. Una última para aprender más y a ser mejor. Mejor para mí y no según al resto le parezca; bueno según mis propias normas y aprender para enriquecerme yo. Como persona. Como una persona más. Me produce pavor la simple idea de que parece que la gran mayoría anda por la calle, con un objetivo, a un sitio concreto pero sin la más remota idea; ni siquiera un pensamiento fugaz que les cruce la diagonal dentro de sus cabezas, acerca de cómo quieren ser. En qué c...