Dolor. Esa es la forma que tengo que describir lo que me pasa por dentro. Ahora mismo me siento tan inmersa en ese estado interior que soy incapaz de encontrar razones para sentirme así. Sólo soy capaz de intuirlas. Una maraña de incertidumbre me cubre por las noches; cuando duermo, y se despeja al despertarme cada mañana. Eso no es lo que duele. No encuentro palabras para describir lo que siento cuando me derrumbo. Se trata de un nudo gigante en mi estómago que me impide pensar con claridad. Mi cuerpo y mi mente se bloquean llevándome en pocos segundos a un estado de shock repentino. Me sorprende sin más creyéndose con derecho a invadirme. Después de un par de minutos reteniendo lagrimas y sollozos me queda una tremenda melancolía y un malestar físico conocidos. Quizás te preguntes que pueden tener unas cosas que ver con las otras, pero querido, ahí si que no puedo ayudarte. Yo misma intento establecer alguna relación entre todo lo que ha pasado estas últimas dos semanas y quien...