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Mist

Hoy es un día gris. Me lleva doliendo la cabeza toda la mañana, pero quiero creer que el dolor se ha enmascarado en la neblina que oprime.

Si sólo se tratara de la sensación... Ojalá fuera la molestia que me provoca y lo que me hace sentir. Es por lo que simboliza; el significado que adopta para mí esa neblina.
No quiero acabar otra vez a la deriva; perdida entre mis pensamientos y la realidad de cada día. Temo que todo me vuelva a pasar. No creo que pudiera soportarlo de nuevo; no aquí, no ahora. Las escasas fuerzas que me quedaron después de los dos últimos meses debatiendome en silencio e internamente; flaquean. Estoy agotada. Quiero un lugar donde mis pensamientos puedan tumbarse al sol de la tarde y dormir. Necesito un tiempo; un descanso de sentimientos y sensaciones, líos de mentes e hipersensibilidad. Empiezo a sentir como en mi cabeza todo se desvanece poco a poco y se muy bien lo que trae consigo una mente adormecida.

Dejo de prestar atención a lo que pasa a mi alrededor, descuido esa parte de mi vida que hace todo más sencillo y cuando se empieza a resquebrajar, todo se hace mucho más complicado. Me sumo todavía más en la oscuridad de mi agujero, con aún menos fuerzas para salir mientras intento lidiar con aquello que me ha hecho caer. Intento estar ahí; intento estar en todo más bien, pero me es imposible. No puedo con todo. Y como no puedo con todo, acabo sin nada; acurrucada en la cama durante horas con esa sensación de no poder tragar en la garganta. Ese nudo en que se convierten todos mis problemas que se reducen a una cosa y sólo una cosa:

No sé hacer las cosas bien.

Y con hacerlas lo mejor posible nunca vale. Doy lo que creo que es lo mejor de mí y me salpica todo en la cara como si yo fuera la culpable de mis problemas y la mitad de los del resto.

Necesito a alguien como él, que me haga olvidar que existen las complicaciones o me dé algo más sencillo en lo que pensar. Tengo que encontrar a alguien que me dé esa energía que me hace falta.
Necesito a alguien, pero necesito que se quede. Ya no me valen las medias sonrisas y las ilusiones. Creo que uno más de esos y estoy acabada. Para entonces, estaría rota por dentro y no es por ellos es por mí. Soy yo la que se rompe, no mi corazón; y ese daño si que es irreparable.

No se de que me sirve tenerlo claro ahora, si luego, cegada por los sentimientos, me olvidaré. Pero la cuestión es que aunque no fuera ese el caso; yo no puedo predecir el futuro. No elijo quién entra y se queda o quien me hace daño, sencillamente pasa.

Y a saber qué queda de mí tras la próxima guerra.


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