Ir al contenido principal

014 - Punishment

La propia condena a la que la conciencia nos somete es en cualquier forma mayor y más permanente que el castigo impuesto realmente.

De todas las maneras posibles, sea lo que sea lo que ocurra; todo acabara siempre dependiendo de a qué y cómo nos queramos enfrentar a lo que viene. Así se desarrollan facetas de las personas; comportamientos que tantas veces creemos definen a alguien. Pero, a decir verdad ese desarrollo es en su mayoría dependiente - por contradictorio que pueda sonar - de lo ocurrido y el estado en el que te encuentres. De modo que no pueden definir tanto la verdadera forma de ser de alguien; si no más bien, lo que ven a través de sus ojos en el momento.


Os cuento todo esto porque odio ser juzgada por algo que no soy. No soy nada de lo que soy aquí o el último mes. Soy otra. Otra totalmente distinta, a la que prefiero antes que la tonta de pocas luces; melancólica y pesimista que parece invadirme tanto. Porque antes era sólo eso; una parte de mí que me invadía cuando veía el momento correcto y que en realidad a nadie molestaba, si no que ayudaba a desahogarme y liberarme siempre.

Claro que imaginaos, que ser una persona susceptible y sensible rozando el débil; no es nada de lo que guste presumir a nadie. 20 horas al día; 7 días a la semana. Ahora me veo a mi misma como un completo zombie. Vago ininterrumpidamente con la mirada perdida, y demasiado tiempo para pensar en absolutamente todo lo que ocurra. No niego que sirva; pero sólo en pequeñas cantidades y no de forma constante porque empiezas a sobreanalizarlo todo.

En estado vegetativo desde que he conseguido añadir a la lista de infortunios otras veinte cosas mínimo que no soporto; todas muy diversas y descabelladas a las que realmente ni yo misma soy capaz de encontrar sentido y un número considerable también de contradicciones internas que si que me soy completamente imposibles de razonar.

Y, después de todo y aunque desde luego se trate precisamente de empezar a dejar de buscar soluciones y lógica a todo, no encontrarlas, no es precisamente aliviante y no hace a nadie sentir mejor, si no hay algo que de verdad mejore. Os aseguro, que así es muy difícil no plantearse padecer de algún tipo de dolencia pasajera psicológica, sencillamente por lo asombroso del hecho de no poder identificar qué demonios pasa ahí dentro como para que os sintáis tan poco acogidos en vuestra propia piel.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Tokyo.

Como sí la sensación fuera insólita y única; así es como se siente. Repetir la misma historia pensando que algo cambiará . Me da igual que es distinto o siquiera si lo hay. Soy completamente feliz al sentir eso de nuevo. Al sentir que algo estalla si lo escuchas nombrar; ponerte a pensar y sorprenderte analizando cada segundo recordándolo. Aún así no es eso lo que más me alegra, lo que más me despierta. Es ver que sigo viva por dentro, saber que todavía me queda algo de ilusión que derrochar por una causa distinta a aquello que me hizo librar silenciosas guerras en mi interior y escalar montañas que sólo yo podía ver; que hizo pensar y sufrir a más de uno, aún con miles de kilómetros de por medio. Y que ahora visto con ojos bien poco objetivos, tanto me costó y tan poco me devolvió . No estoy segura de si mereció la pena y tampoco lo estoy de que lo siguiente si la valga; pero no me cuesta ver que quiero salir de aquí como sea, porque si lo bueno de esos días tan grises vestidos de ros

Beta-Sheet.

No estoy segura de esta es la forma correcta. Si ése es el título que debe llevar. No sé si esto me libera ya. Si consigo algo así. Pero más me vale intentarlo. -------------- Hace mucho mucho tiempo, me olvidé de ser. Me olvidé de sentir para mí. De cómo hacer que las cosas salgan de dentro. Hace mucho tiempo. Empecé a moverme con el viento, siguiendo el calendario. Parando a lo largo de la carretera para evadir el momento en el que me iba a romper. Porque sabía que ocurriría tarde o temprano. De un lado a otro sin importar el camino, y en cierto modo a sabiendas de que al llegar tampoco me importaba el destino. Soñando con el mañana, porque era el día en que depositar mis esperanzas. No sé cuando fue la última vez que algo llego tan adentro que fui incapaz de no sentirlo. La última vez en que mis sentimientos me inundaron sin avisar y llenaron todo. Aquí huele bien. No es nada mágico, es el perfume de la vela a mi derecha. Estoy de nuevo tumbada aquí, en el lugar en el que

NewborN

Es tiempo sin tumbarme frente a la hoja en blanco y la barrita parpadeante. Pero esque también es tiempo vacío. Tiempo perdido. Tiempo estancada, trabada, sin avanzar ni un paso y sin atreverme a retroceder. Es tiempo dolida y decepcionada. Por rachas. A veces creo que ese tiempo me ha ayudado a olvidar; no, que digo, a llevarlo mejor. Y es que podría estar mucho peor. Lo recuerdo mucho peor. Podría sentirme derrotada, sin apoyo ni agarre o algo en lo que creer. Dios, si no estuviera ella moriría. No es eso ahora. Sólo estoy quieta; inmóvil, intentando no perder demasiada energía para no pasarlo peor, y demasiado asustada al parecer, para enfrentarme a un riesgo que no me reporta seguridad. Me cansa verme hablar de lo mismo una y otra vez, demostrárme que nada es distinto ni parece querer cambiar. Que seguiré sintiéndome sóla entre la multitud; evitando todo sentido literario, porque la horrible verdad es que lo estoy. Que me hace falta algo más para re-aprender a vivir y que mi c