Ir al contenido principal

Impacto#003

[...]

Todo lo decidida que se puede estar, sin saber dónde iras a parar la próxima vez, contemplo la siguiente sala. Líneas interminables verticales cubren la pared. Dos colores de azul que casi eran verdes, palideciendo ambos matices. De nuevo ribetes y paneles; todo como en las salas anteriores, pero ahora... Son distintos. Más humildes y menos cargados de opulencia. No son dorados. Tienen un color como gastado. Gastado por años de estar expuestos a...

Un momento... Parece que escucho algo. Que rompe el impecable silencio de la galería. Pero se marcha igual que viene, y no me apetece pararme a analizar ahora mismo. No mientras no sea bello; mientras tenga que juzgar y volver a racionalizar todos mis pensamientos y enterrar mis sentidos. Eso esta para otras cosas. La vida real por ejemplo.

Enmarcado, fino, y extraordinariamente pequeño dentro de la inmensa marea azul que lo envolvía estaba el cuadro. Me acerqué. Mucho. 

No fue hasta entonces cuando vislumbré la imagen que estaba encerrada en el diminuto marco: Un cielo rosado y unas nubes grises arromolinadas; el cielo despejándose. El mar embravecido perdiendo fuerza y dando paso a olas que se mecían en la orilla. Todo lo bravo que le quedaba al elemento lo pagaba con las rocas a la derecha, que limitaban una cala tan poco humana que podría haber sido una imagen de milenios atrás. Al fondo marcado por la textura del óleo, unos acantilados negros como el carbón, terminando en el mar con riscos y piedra afilada.

El viento soplaba con fuerza, pero la tormenta marchaba a encontrar otro lugar que perturbar y el silencio se quebraba únicamente con el sonido de las olas al estalla contra las rocas en la orilla; desacompasadas. Eso era lo que escuchaba. El corto vello de los brazos erizado; lo sé sin mirar, pero no sé si se trata de la fría brisa del mar o la sobrecogedora escena: Un atardecer amenazador y empolvado, el sol brillando todavía potente y tiñendo los vestigios del desastre de luz. El contraste más espeluznante entre el brillo y tinieblas que permanecen debatiendose en el paisaje.

En el cuadro. Porque vuelve a ser ese pequeñito lienzo en la habitación. 

Reticente, doy media vuelta. Y echo a andar hacia donde sé me espera la siguiente sala; lista para mostrarme algo más. Me froto lo brazos. Tengo los pelos de punta hasta la nuca y la melena revuelta de un viento que no existe.

[...]


Comentarios

Entradas populares de este blog

Una Semana de Luces #001

Ha llegado hasta a preocuparme qué escribir. Pensar si merece la pena siquiera intentar transmitir algo especial. No concibo prácticamente el hacerlo sin intención de nada. Lo que quiero es soltarme yo. Redescubrirme y echar a volar. No se que signfican muchas cosas para mí. Es un momento raro. Vivo más fuera que dentro de mi. Y se me hace muy raro. Como si en estos momentos no hubiera nada que me preocupara y me hiciera daño. Pero si lo hay. Será por ser sensible. Pero me duelen los demás a mi alrededor. Yo misma me preocupo menos. ------------------------------------------- No quiero que ella se sienta mal allí. Yo quiero que sea feliz. Y que lo sea de cualquier manera, que los demás luchen por ella las batallas que yo desde lo lejos no puedo. Tienen que estar dispuestos a hacerlo. Ella se lo merece y no va a pedir ayuda. Es una buena soldado. Herida, y no sé cuán profunda es. Ella se dedica luchar por los demás a su manera especial. Ella es única y brilla. Brilla. Y no enti...

006 - This "x" Feeling

Sé que ésto se pasa. Es como un sentimiento de soledad. Psíquica. Física. Y palpable. Sólo por unos días, y ya sabía que iba a pasar. Pero quizás no sólo por eso. Quizás haya más cosas que me hacen sentirme así. A lo mejor cosas que tengan más que ver. Pero no lo sé. Y si es por lo contrario. Porque todo el mundo me quiere por y para algo. Porque tengo a gente alrededor y no es la gente que necesito. Quien sabrá.  Sólo quiero expresar como me siento, antes de levantarme mañana y ya no poder sentir lo mismo, mañana ya no tendrá sentido y todo habrá cambiado.

Él. Ciudadela.

14/04/2014   Habiendo grandes quimeras retorciéndose en su interior. Innumerables. Cientos y miles de ellas solo era capaz de nombrar unas pocas. Y era solo a ellas a quienes podia echar la culpa de su constantemente insustanciado mal humor y su asfixiante mal genio. Empezaba por pensar en lo surrealista; a la par emocinante de ser feliz por alguien y acababa cada vez más convencida de lo mucho que debemos desconfiar del mundo y confiar en nosotros. Esas quimeras la mantenían siempre alerta y formaban parte de su intuición. Más agresiva que la del resto por culpa de ellas pero sin llegar a ser única. No había desde hacía tiempo nada que la hiciese única. Sentía como poco a poco su presente se veía obligado a nutrirse del pasado; como cada vez era más dependiente de las viejas amistades, viejas relaciones, la persona que antes había sido era la que había lanzado tantas sonrisas y emanado una confianza en sí misma que hacía que los demás tuvieran que pararse a averiguar porqué s...