Me han hecho darme cuenta hoy, de que probablemente me siento más vacía aquí porque lo suelto todo hablando. De que si no encierro las cosas, no puedo disfrutar de esto igual. Y he sentido la leve y molesta presión de la injusticia. No me gusta tener que elegir entre pensar y escribir y liberarme hablando. No entiendo porqué no puedo tener las dos cosas. Esto me hace sentirme más en paz y me produce algo que nada más hace. Pero, ¿Porqué voy a tener que resignarme a callar por quererlo? Creo que por una vez, en tanto tiempo merezco la oportunidad de que me escuche alguien y aprovecharlo.
Todo lo demás me parece injusto.
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Se trata de ella. Que cree que nada, cuando en realidad vuela. Es lo que quiere. Es esa ligereza con la que lo hace todo. Es esa sonrisa con la que todo adorna. El mar esta encerrado en sus ojos si todavía lo buscas. Está ahí en un día de verano nublado y ella se desenvuelve como si nada. Nada. Sueña que nada en sus ojos y sueña que vuela fuera. Lejos como todos los demás. Nos imagina a todos con su sonrisa y su ligereza batiendo las alas para marcharnos de aquí. Pero a la vez, su sueño y su ganas de volar son tan frágiles que la veo y me asusto. Ella no lo es, pero su forma de mirar si. Y ahora tiene la cabeza tan llena de ideas de amor y amistad y está tan confusa... Y yo tengo la sensación de que todos lo que nos acercamos a intentar entenderla sólo conseguimos confundirla más. Que reniegue de sus convicciones. Prometo que mi intención es ayudarla. A seguir adelante y a ser fuerte mientras. Lo que quiero es que esa sonrisa de ligereza no se marche de ahí, y que por favor, no le hagan daño como a mí. Me dolería demasiado verla sufrir por culpa de quien cree admirarla en su entereza.
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