Eternidad
Sentada delante de un espejo, me encuentro yo, una joven de belleza inmortal. Sentada me observo a mi misma y veo en que me ha convertido. Veo en mí una belleza cautivadora, esa belleza con la que cualquier persona hubiese soñado, pero, por la que he pagado un alto precio: mi vida. Y lo maldigo a él, y sus ansias de sed. Nos amábamos, creí que con eso era suficiente. Pensé que lograría superarlo, pero, me equivoqué… Y ahora, arrepentido, se aleja de mí y me deja sola, con una nueva carga, la inmortalidad. He perdido todo mi vida, mi familia e amigos, todo, y con ello no hago más que sufrir. Mi vida se ha hecho añicos; he tenido que huir de los seres que amaba por no hacerles daño, por no causarles problemas. Ya no volveré a ser la misma de antes, me duele asimilarlo, no puedo; ya no comeré ni dormiré; no creceré y por ello nunca envejeceré, solo podré ver como voy perdiendo uno a uno todos mis seres queridos. Y él, escondido entre las sombras, ve como voy renunciando poco a poco a mi vida como humana. Ve como sufro, pero no hace nada, nada para ayudarme. Y por ello, me encuentro sola. Cada día que pasa es un sufrimiento para mí; veo la desesperación de mis padres por encontrarme, el dolor de mi pérdida, el sufrimiento de mi hermana pequeña. Y no lo aguanto más, dejo de esconderme y me muestro. Mis padres corren hacia mí y me abrazan cómo nunca lo habían hecho, me llenan de lágrimas, pero, no me importa, y para mi inmenso horror, los noto cálidos. Mi hermana me mira y lo ve, ve lo que ellos no han sabido ver. La observo y veo cómo sus ojos muestran horror, miedo, dudas… Mi belleza sobrenatural y mi palidez creo que son para ella la maldición. Al soltarme de mis padres ellos me contemplan, y por un momento, ellos también quedan horrorizados. Pero no aguanto más y se los cuento, les cuento todo; y mientras, mi hermana derrama lágrimas en silencio. - “Ya no eres cómo nosotros.” exclama ella. Y aunque me cueste mucho asimilarlo, tiene razón; asiento con la cabeza. Y ella sin más, corre hacia mí y me abraza, queriéndome, por mucho que ahora yo sea un monstruo. Le correspondo, la abrazo, le doy besos y mientras, le limpio una a una las lágrimas que derrama; la consuelo, le digo que no se preocupe, que todo saldrá bien, que seguiré siendo la misma de antes. Y sin más, veo cómo la embauco, le hago creer cosas que jamás se harán verdad pero, no hay solución. ¿O sí? Lo dudo mucho, aunque una pequeña parte de mí se niega a creerlo. Y mientras, él decide salir de entre las sombras. Nuestras miradas se encuentran. -“Ahora todo irá bien.” exclama. Y lo creo, me aferro a ello. Ahora ya podré ser feliz.
Fin
Hola zel-b soy carloti ya sabes que me encanta el texto pero es que no se ve bien ponlo blanco o de otro color es que no lo leo
ResponderEliminarbesitos y siento ser una criticona
sorry
gugugaga