Después de tanto tiempo. De probar tantas cosas y a la vez tan pocas. De ver el mundo desde tantos ojos distintos, que te marea como entran y salen las visiones de tantos y confluyen en la tuya propia. Indefinida.
Después de llorar por él, de amar, de dejar de lado y sentirte apartada. De apuntar cielo y conformarte con mirar hacia arriba con el viento revolviendote el pelo. De estar sumido en el completo caos interior, de implosionar y oir el el silencio. Hueco.
Después de esperar y esperar a que algo cambiara porque sabias qué era lo correcto. De rendirte y levantarte del suelo con arañazos. De encuentros vacíos, haciendo tiempo, intentado olvidar aquello a lo que estas esperando.
Después de todo eso empezó el ahora.
Y las cosas que empezaban a ir bien van mal, las que siempre estuvieron ahi, se largan sin decir palabra. Y a nadie puede importarle porque con lo que decae, viene el cambio. Y no tengo ningun derecho por el momento a que me entristezca lo que ocurre porque lo sustituyen momentos bonitos. Bonitos y fugaces como el día, la semana y el verano y que se irán de la misma forma que llegaron, sin hacer ruido, como el mar.
Ya me soltara mi guardián o quien me tenga protegida, y por fin me dejara caer al vacío que se que está ahí, porque no me olvido y ya no quiero engañarme de nuevo. Incluso lo esperaré con brazos abiertos, porque no se que hay mas allá del vacío, no lo conozco, así que creeré que no puedo caer más.
Y cuando te deje sufriré, lloraré y te querré. Pero llevo demasiado esperando por toda clase de cosas contigo.
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