Cyclic concussion: Guile Happiness
No sabéis lo que cuesta pararse a recordar lo que pasó hace tanto tiempo. Tan ocupado ha estado este narrador, acompañando a la protagonista por su cambiante historia, que no ha tenido tiempo de tomar notas. Se sirve como ella únicamente de los recuerdos. De las sensaciones que inundan la cabeza al cerrar los ojos.
La inocencia describe muy bien el escenario: Los últimos meses del año se cargan siempre de los mejores deseos y los planes más elaborados. Parece que el frío hace que la gente sea más cálida, más feliz. Son de los mejores meses, junto con el verano porque todos sueñan con lo mismo: romper la rutina, hacer todo lo que no hacen un día normal. Ella quería tener ese tiempo para disfrutar de sus amigos. Todavía a veces la memoria se la jugaba y el sabor amargo se asentaba en la boca, hacía un año, ella había estado ahí, soñando, pero con otras personas a su lado y otros sueños distintos. Ahora solo recordaba todo lo que había sucedido después y le daban escalofríos al juntar a un par de iniciales con sus respectivos fantasmas.
Sus sueños y al parecer su felicidad se habían vuelto cosas mucho más sencillas. Más ligeras. Quería ver películas en vacaciones. Sentarse recién levantada con un café en la mano a disfrutar del arte y de la compañía. De su luz, y por supuesto, de la persona a quien más cosas le confiaba. Seguían teniendo sus momentos, raros e incómodos por lo mucho que disfrutaban de ellos. Pero una vez su consciencia la había convencido de que no sentía nada, por su bien; y por su bien cada día aquello era más una realidad y menos la frase que se repetía al levantar cada mañana.
Se convirtieron en unas navidades bonitas, aunque sin nieve. Hacía lo que le gustaba y siempre andaba ocupada con algo. Cuando no era su trabajo anual, eran sus amadas horas en el estudio, y cuando todo eso la tenía cansada, era salir a la calle a dejar la risa volar un poco en el aire. Resulta que ninguno de sus sueños se cumplió. Nada salió esos dias como ella esperaba, y pese a todo disfrutó. El barco rumbo al sol había dejado a otro pasajero caer por la borda en sacrificio a aquel que había subido, y que aún hoy es fiel a la que en aquel momento se quiso declarar capitana de un barco con rumbo cuestionable. El náufrago, un poco menos a la deriva quiso arreglar las cosas, y la chica, fue consciente de que por lo menos quería oír lo que él tenía que decirle. Un par de semanas entre pasiones, conversaciones y amistades en cuidados intensivos. Lo que ella más quería, la emocionalidad, estaba servida con orden. A nadie había a quien le estuviera haciendo daño.
Con todo, los días pasaban con un alto contenido de sensibilidad en sangre, la hacían pensar en ese arcaico y olvidado 'Nosotros' de nuevo y de otra manera. Ella se negaba a dejarle pasar y se limitaba a disfrutar de sus ingenuos sentimientos. Tal y como creía que estaría actuando él.
Ambos eran presos de jugar a ser amigos y permanecer cercanos y sencillamente una caricia involuntaria o una mirada demasiado larga se había tornado en el punto crítico previo al estallido de una guerra. Una muy vieja de la que ambos se creían libres y de la que sabían lo improbable era que ganaran juntos; el resultado al que más habrían apostado era perderlo todo. De nuevo. Eran como astros. Titanes. Chocando estrepitosamente y destrozándo todo a su paso. Una y otra vez. Siempre acababan encontrándose de nuevo por muy lejos que estuvieran o por doloroso que fuera. Pero colisionaban en otro universo, muy lejos de aquí donde nadie podía verles. A nuestro mundo solo llegaba la nítida tensión entre ambos cuerpos y su terrible devastación interior.
No sabéis lo que cuesta pararse a recordar lo que pasó hace tanto tiempo. Tan ocupado ha estado este narrador, acompañando a la protagonista por su cambiante historia, que no ha tenido tiempo de tomar notas. Se sirve como ella únicamente de los recuerdos. De las sensaciones que inundan la cabeza al cerrar los ojos.
La inocencia describe muy bien el escenario: Los últimos meses del año se cargan siempre de los mejores deseos y los planes más elaborados. Parece que el frío hace que la gente sea más cálida, más feliz. Son de los mejores meses, junto con el verano porque todos sueñan con lo mismo: romper la rutina, hacer todo lo que no hacen un día normal. Ella quería tener ese tiempo para disfrutar de sus amigos. Todavía a veces la memoria se la jugaba y el sabor amargo se asentaba en la boca, hacía un año, ella había estado ahí, soñando, pero con otras personas a su lado y otros sueños distintos. Ahora solo recordaba todo lo que había sucedido después y le daban escalofríos al juntar a un par de iniciales con sus respectivos fantasmas.
Sus sueños y al parecer su felicidad se habían vuelto cosas mucho más sencillas. Más ligeras. Quería ver películas en vacaciones. Sentarse recién levantada con un café en la mano a disfrutar del arte y de la compañía. De su luz, y por supuesto, de la persona a quien más cosas le confiaba. Seguían teniendo sus momentos, raros e incómodos por lo mucho que disfrutaban de ellos. Pero una vez su consciencia la había convencido de que no sentía nada, por su bien; y por su bien cada día aquello era más una realidad y menos la frase que se repetía al levantar cada mañana.
Se convirtieron en unas navidades bonitas, aunque sin nieve. Hacía lo que le gustaba y siempre andaba ocupada con algo. Cuando no era su trabajo anual, eran sus amadas horas en el estudio, y cuando todo eso la tenía cansada, era salir a la calle a dejar la risa volar un poco en el aire. Resulta que ninguno de sus sueños se cumplió. Nada salió esos dias como ella esperaba, y pese a todo disfrutó. El barco rumbo al sol había dejado a otro pasajero caer por la borda en sacrificio a aquel que había subido, y que aún hoy es fiel a la que en aquel momento se quiso declarar capitana de un barco con rumbo cuestionable. El náufrago, un poco menos a la deriva quiso arreglar las cosas, y la chica, fue consciente de que por lo menos quería oír lo que él tenía que decirle. Un par de semanas entre pasiones, conversaciones y amistades en cuidados intensivos. Lo que ella más quería, la emocionalidad, estaba servida con orden. A nadie había a quien le estuviera haciendo daño.
Con todo, los días pasaban con un alto contenido de sensibilidad en sangre, la hacían pensar en ese arcaico y olvidado 'Nosotros' de nuevo y de otra manera. Ella se negaba a dejarle pasar y se limitaba a disfrutar de sus ingenuos sentimientos. Tal y como creía que estaría actuando él.
Ambos eran presos de jugar a ser amigos y permanecer cercanos y sencillamente una caricia involuntaria o una mirada demasiado larga se había tornado en el punto crítico previo al estallido de una guerra. Una muy vieja de la que ambos se creían libres y de la que sabían lo improbable era que ganaran juntos; el resultado al que más habrían apostado era perderlo todo. De nuevo. Eran como astros. Titanes. Chocando estrepitosamente y destrozándo todo a su paso. Una y otra vez. Siempre acababan encontrándose de nuevo por muy lejos que estuvieran o por doloroso que fuera. Pero colisionaban en otro universo, muy lejos de aquí donde nadie podía verles. A nuestro mundo solo llegaba la nítida tensión entre ambos cuerpos y su terrible devastación interior.
"Para distraer a nuestros corazones de echarlos alguna vez de menos,
Pero yo le echaré de menos para siempre" - Daughter
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