Al final todo vuelve. Aquello de sentirte destrozada... Deja de formar parte del pasado.
Odio oscilar entre dos estados de ánimo, en primer lugar indefinibles, además de completamente opuestos. Me lleva a creer que por un momento todo puede ir bien, que no pasa nada y que por fin parezco encontrar mi lugar en el mundo.
Pero lo pierdo. Lo pierdo tan fácilmente...
Con una ráfaga de aire, todo lo que me ha parecido conseguir se esfuma antes mis ojos y vuelvo a la realidad. Mi realidad.
Aquella en la que todo si no va mal, va peor. En la que no tengo un sitio en el que sentirme segura y la razón de mi felicidad me provoca inseguridades. Mi propia felicidad me hace sentir extraña. Por eso la rechazo; la aparto a un lado e intento continuar por la fina línea que separa la melancolía de la devastación interior. No lo hago intencionadamente. No es eso lo que quiero, pero no puedo evitarlo.
En mi realidad no existe ese sentimiento de ligereza que vuelve los cielos azul vibrante y saca las sonrisas más sinceras. Es sólo un recuerdo, cada día más vago.
Soy mi propio verdugo y no se como evitar mi condena.
Me siento desprotegida antes los truncados ingenios de mi mente. Tengo miedo de lo que pueda pasarme.
Odio oscilar entre dos estados de ánimo, en primer lugar indefinibles, además de completamente opuestos. Me lleva a creer que por un momento todo puede ir bien, que no pasa nada y que por fin parezco encontrar mi lugar en el mundo.
Pero lo pierdo. Lo pierdo tan fácilmente...
Con una ráfaga de aire, todo lo que me ha parecido conseguir se esfuma antes mis ojos y vuelvo a la realidad. Mi realidad.
Aquella en la que todo si no va mal, va peor. En la que no tengo un sitio en el que sentirme segura y la razón de mi felicidad me provoca inseguridades. Mi propia felicidad me hace sentir extraña. Por eso la rechazo; la aparto a un lado e intento continuar por la fina línea que separa la melancolía de la devastación interior. No lo hago intencionadamente. No es eso lo que quiero, pero no puedo evitarlo.
En mi realidad no existe ese sentimiento de ligereza que vuelve los cielos azul vibrante y saca las sonrisas más sinceras. Es sólo un recuerdo, cada día más vago.
Soy mi propio verdugo y no se como evitar mi condena.
Me siento desprotegida antes los truncados ingenios de mi mente. Tengo miedo de lo que pueda pasarme.
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