Sé que tú también lo recuerdas. Hace ya más de un mes casi lo consigo. Pensé que esa era la definitiva. Decidí que era el momento de decirte que ya no iba a esperar más. Ya no iba a esperar tu respuesta durante más tiempo. Creí que ya no me importaba saber qué sentías de verdad pero no fue así.
Aquel tiempo que habíamos pasado sin poder vernos y sin apenas hablar, pensé que nos habría servido para algo después de todo. Para mí, ese tiempo dejó claro que era muy capaz de echarte de menos. Y se me daba muy bien. Me distraje con otras cosas mientras tanto. Cosas bonitas y sencillas; mucho más de lo que, ya a esas alturas, sabía que sería el "nosotros" jamás. Durante unos días me dejé llevar por esa sensación... Pero nada mejor para hacerme despertar de mi viaje a la deriva, que uno de esos días bonitos contigo.
Uno sólo.
Uno y ya volvía a ser yo; voluntariamente tuya.
Aparté mis distracciones tan rápido como pude y soñé. Soñé que de nuevo, las cosas, como iban bien, acabarían llendo mejor. Acabaríamos por decidirnos en hacer lo que yo creía correcto. Yo conseguiría por fin sacártelo por las buenas y sería todo perfecto.
¿Hace falta que diga que me equivocaba? Supongo que no.
Creo que me decidí cuando sentí que no te importaba tenerme lejos; que te daba lo mismo tener que esperar por mí. Puede que en ese momento llevaras razón, pero me rompió demasiado, y no era la primera vez que pasaba.
Por fín, en un momento de suma locura e inconsciencia; me propuse terminar con todo aquello. Me lo propuse y nada más hacerlo apereció él. Sí, esa misma noche, cómo una señal del destino. Estuvo ahí para entenderme y apoyarme; aunque fuera sólo al principio. No me dejó marchar como hiciste tú, y tampoco me agarró sin soltarme. El tiempo y una decisión ya tomada le daban ventaja sobre tí; y él, como todo, lo sabía.
No te dejé tiempo a abrazarme; a decirme cosas bonitas y a hacerme sentir ese "nosotros" perfecto de nuevo. Le tenía a él y parecía la decisión correcta. Punto. No quise darme tiempo. Lo que te ofrecí fue una oportunidad de mantenerme contigo. Sólo debiste decirlo y hubiera sido tuya de nuevo; sin ningún esfuerzo. Te lo dije con poco convencimiento; esperándo en el fondo que me desarmaras completamente una vez más y para siempre.
¿Hace falta que diga que no fue eso lo que ocurrió? No, supongo que no.
Sin inmutarte; me dejaste marchar sin más respuesta que tu mirada triste. La única vez que he visto nada parecido cruzar tu rostro. Pero parece que después de todo, no sirvió de nada.
Ésas siguientes dos semanas, que acabaron por destrozarme por dentro fueron también un poco por tu culpa. Pero si lo fue es porque yo te dejé entrar de nuevo. No había tomado la decisión correcta y cuando todo acabó por fin, pensé que debía aclarar las cosas primero contigo; antes de volver a empezar nada. Porque no quería arriesgarme a sufrir de nuevo tanto y de esa manera. Preferí torturarme contigo y tu indiferencia un poquito más, hasta que me ví de verás preparada mentalmente para nuestro Fin. Se convirtió en la única opción lógica después de volver a percibir tu rechazo. Yo por ahi no volvía a pasar otra vez. No quería otros cuatro meses de incertidumbre y ambigüedades. No son lo que me hace falta.
Y así es como todo acabó; con un "te quiero" que para mí por más que lo pienso, no significa nada seguido de lo que dijiste después. Me parece gracioso no haber podido siquiera enfadarme contigo. Por todo. Por haberme hecho todo aquello que no quería que se repitiera. Me convertí en tu idiota, en la débil, la que perdía el tiempo... Cuatro meses que no sé muy bien para que me han servido.
Soy perfectamente consciente de que tú, enano, me has enseñado cosas. Cosas tan bonitas y perfectas como ese "nosotros" con el que soñaba. Sé que tú también has aprendido cosas; y espero que te des cuenta de que es así y lo aproveches. Probablemente no encuentres a nadie tan iluso como yo. Tan inocente. Pero si más cosas bonitas que acabaran convertidas en cosas rotas. como me pasó a mí. No importa. Sigue adelante aunque tardes mucho tiempo en superarlo.
Ya veremos que pasa con una ilusa con cosas rotas asumidas, y un indeciso con muchas cosas por vivir; tomándo caminos separados. Aunque no por mucho.
Aquel tiempo que habíamos pasado sin poder vernos y sin apenas hablar, pensé que nos habría servido para algo después de todo. Para mí, ese tiempo dejó claro que era muy capaz de echarte de menos. Y se me daba muy bien. Me distraje con otras cosas mientras tanto. Cosas bonitas y sencillas; mucho más de lo que, ya a esas alturas, sabía que sería el "nosotros" jamás. Durante unos días me dejé llevar por esa sensación... Pero nada mejor para hacerme despertar de mi viaje a la deriva, que uno de esos días bonitos contigo.
Uno sólo.
Uno y ya volvía a ser yo; voluntariamente tuya.
Aparté mis distracciones tan rápido como pude y soñé. Soñé que de nuevo, las cosas, como iban bien, acabarían llendo mejor. Acabaríamos por decidirnos en hacer lo que yo creía correcto. Yo conseguiría por fin sacártelo por las buenas y sería todo perfecto.
¿Hace falta que diga que me equivocaba? Supongo que no.
Creo que me decidí cuando sentí que no te importaba tenerme lejos; que te daba lo mismo tener que esperar por mí. Puede que en ese momento llevaras razón, pero me rompió demasiado, y no era la primera vez que pasaba.
Por fín, en un momento de suma locura e inconsciencia; me propuse terminar con todo aquello. Me lo propuse y nada más hacerlo apereció él. Sí, esa misma noche, cómo una señal del destino. Estuvo ahí para entenderme y apoyarme; aunque fuera sólo al principio. No me dejó marchar como hiciste tú, y tampoco me agarró sin soltarme. El tiempo y una decisión ya tomada le daban ventaja sobre tí; y él, como todo, lo sabía.
No te dejé tiempo a abrazarme; a decirme cosas bonitas y a hacerme sentir ese "nosotros" perfecto de nuevo. Le tenía a él y parecía la decisión correcta. Punto. No quise darme tiempo. Lo que te ofrecí fue una oportunidad de mantenerme contigo. Sólo debiste decirlo y hubiera sido tuya de nuevo; sin ningún esfuerzo. Te lo dije con poco convencimiento; esperándo en el fondo que me desarmaras completamente una vez más y para siempre.
¿Hace falta que diga que no fue eso lo que ocurrió? No, supongo que no.
Sin inmutarte; me dejaste marchar sin más respuesta que tu mirada triste. La única vez que he visto nada parecido cruzar tu rostro. Pero parece que después de todo, no sirvió de nada.
Ésas siguientes dos semanas, que acabaron por destrozarme por dentro fueron también un poco por tu culpa. Pero si lo fue es porque yo te dejé entrar de nuevo. No había tomado la decisión correcta y cuando todo acabó por fin, pensé que debía aclarar las cosas primero contigo; antes de volver a empezar nada. Porque no quería arriesgarme a sufrir de nuevo tanto y de esa manera. Preferí torturarme contigo y tu indiferencia un poquito más, hasta que me ví de verás preparada mentalmente para nuestro Fin. Se convirtió en la única opción lógica después de volver a percibir tu rechazo. Yo por ahi no volvía a pasar otra vez. No quería otros cuatro meses de incertidumbre y ambigüedades. No son lo que me hace falta.
Y así es como todo acabó; con un "te quiero" que para mí por más que lo pienso, no significa nada seguido de lo que dijiste después. Me parece gracioso no haber podido siquiera enfadarme contigo. Por todo. Por haberme hecho todo aquello que no quería que se repitiera. Me convertí en tu idiota, en la débil, la que perdía el tiempo... Cuatro meses que no sé muy bien para que me han servido.
Soy perfectamente consciente de que tú, enano, me has enseñado cosas. Cosas tan bonitas y perfectas como ese "nosotros" con el que soñaba. Sé que tú también has aprendido cosas; y espero que te des cuenta de que es así y lo aproveches. Probablemente no encuentres a nadie tan iluso como yo. Tan inocente. Pero si más cosas bonitas que acabaran convertidas en cosas rotas. como me pasó a mí. No importa. Sigue adelante aunque tardes mucho tiempo en superarlo.
Ya veremos que pasa con una ilusa con cosas rotas asumidas, y un indeciso con muchas cosas por vivir; tomándo caminos separados. Aunque no por mucho.
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